Como el ADN se encuentra en el núcleo de la célula, pero la mayoría de
las funciones de la célula se realizan en el citoplasma, debe de haber algún
mecanismo para que los genes de ADN del núcleo controlen las reacciones
químicas del citoplasma, lo que se consigue mediante la intermediación de otro
tipo de ácido nucleico, el ARN, cuya formación está controlada por el ADN.
El código se transfiere al ARN en un proceso que se conoce como transcripción. A
su vez, el ARN se difunde desde el núcleo al compartimiento citoplasmático,
donde controla la síntesis de proteínas.
Bibliografía: Guyton y Hall Fisiología Médica, 12a edición. Págs. 30-35
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